MANTENIMIENTO CÉSPEDES: 01 Abonado (1)

II.-MANTENIMIENTO DE CÉSPEDES:

Para que el césped permanezca en buenas condiciones durante bastantes años, diez al menos, son necesarios una serie de cuidados anuales.

Destacan los referentes al abonado, riegos, siega, limpieza, escarificación o aireación, control de malas hierbas, musgo, plagas y enfermedades, recebos y pases de rodillo, entre otros.

A continuación se resumen los más importantes.

1.- ABONADO

En el apartado de «Normas para la instalación de céspedes» se indicó un ejemplo de abonado previo a la siembra.

En años sucesivos es preciso aplicar fertilizantes minerales y orgánicos que aporten los elementos nutritivos necesarios para satisfacer las necesidades del cultivo y la mejora o mantenimiento de las condiciones físicas del suelo.

No es posible aconsejar un abonado equilibrado de modo genérico, puesto que en ello influyen muchas causas, como son el suelo, clima, número y abundancia de los riegos, frecuencia de las siegas, tipo de césped y su vigor.

Un análisis previo de la tierra orientará mejor sobre las necesidades respecto a los distintos elementos fertilizantes y el abonado orgánico que conviene echar cada año.

El amarilleo del césped suele ser un síntoma de fertilización deficiente, pero las causas pueden ser varias, como un drenaje insuficiente u otras, según se indica más adelante.

Los abonos minerales que se aplican más frecuentemente son:

a).- Abonos simples:

  • Sulfato amónico con el 21 % de Nitrógeno, en forma amoniacal.
  • Nitrosulfato amónico con el 26 % de Nitrógeno
  • Nitrato amónico con el 33,5 % de Nitrógeno.
  • Superfosfato de cal, con el 18 % de fosfórico (P2O5)
  • Sulfato de potasa, con el 48- 50 % de potasa (K2O)

Tanto el Nitrosulfato amónico como el Nitrato amónico contienen Nitrógeno en forma nítrica, de acción y asimilación rápida, y Nitrógeno amoniacal, de acción lenta, transformándose este en aquel en más o menos tiempo, según climatología y condiciones del suelo.

b).- Abonos complejos:

    • Complejo granulado: 15 -15 – 15

Contiene: 15 % de Nitrógeno (N) + 15 % de fosfórico (P2O5) + 15 % de potasa (K2O)

    • Complejo granulado: 12 – 24 – 12

Contiene: 12 % de Nitrógeno (N) + 24 % de fosfórico (P2O5) + 12 % de potasa (K2O)

Las cifras que identifican la riqueza del abono complejo representan las unidades fertilizantes o kilos que contienen 100 kilogramos del complejo correspondiente y siempre en el siguiente orden:

N- P2O4 – K2O (Nitrógeno – Fosfórico – Potasa)

Si hay una cuarta cifra corresponde, normalmente, al % de Magnesio (MgO), dato que consta en el envase y etiqueta.

La elección entre los complejos 15 – 15 – 15 o el 12 – 24 – 12 depende del contenido del suelo en fosfórico y potasa.

En suelos pobres en potasa es preferible usar el complejo 15 – 15 – 15, ya que la menor concentración de potasa del 12 – 24 – 12 puede favorecer una disminución de la resistencia a enfermedades.

Por el contrario, si el suelo tiene dicho elemento en buena proporción , pero es deficiente en fosfórico, lo que generalmente es frecuente, conviene el empleo del 15 – 15 – 15

No obstante, aunque se aplique cualquiera de los dos complejos citados, u otro similar, no es problema, puesto que puede complementarse con la utilización de los fertilizantes simples necesarios.

También hay que tener en cuenta que el exceso de algunos elementos fertilizantes puede ser perjudicial.

Por ejemplo, en suelos cuya concentración en potasa sea excesiva puede originarse carencia de Magnesio.

Por otra parte, el exceso de Nitrógeno favorece un desarrollo excesivo y menor resistencia a enfermedades.

Por ello, un correcto abonado requiere que haya un determinado equilibrio en la relación

N – P2O5 – K2O que se aplique anualmente.

Las épocas y dosis de aplicación del abono son también variables, dependiendo del clima, suelo, tipo y uso del césped, riegos, estado del cultivo y otros condicionantes, como se ha indicado anteriormente.

Hay que tener en cuenta que las lluvias y riegos aportan agua, pero su infiltración en el terreno lleva consigo la pérdida de fertilizantes, fundamentalmente del Nitrógeno en forma nítrica.

El fosfórico y la potasa son retenidos por el complejo arcilloso – húmico del suelo.

Por tal motivo, el abono conviene fraccionarlo a lo largo del año, echándolo a voleo y uniformemente por toda la superficie, preferiblemente después de una siega.

En el apartado «Calendario de operaciones de conservación de céspedes» se menciona un ejemplo de abonado, que puede modificarse en cada caso particular, tanto en tipo de abonos como en dosis y épocas de distribución

A continuación se muestran otros ejemplos de abonado mineral de conservación de céspedes, distribuido a lo largo del año.

Las relaciones de equilibrio N – P2O5 – K2O y las dosis y épocas que se indican son como orientación, debiendo modificarse de acuerdo con la climatología y el desarrollo que se observe del césped, que no debe ser excesivo ni pobre.

La propia experiencia mostrará en cada caso y condiciones las pautas a seguir.